No buena... dice mejor.





Si hay una película a la que juzgué irresponsablemente, esa fue Mejor... Imposible. Perdí una apuesta, entre frustrado al cine... y casi me dormí. Después de este sacrílego secreto, no se puede pedir nada bueno de quién esto escribe. Supongo que como a Melvin...

"Perdón, olvidé presentaros: Carol la camarera, Simon el maricón."

De todos modos, no me cuesta reconocer un error tan garrafal. Así de fácil. Tanto, que solo puedo deciros que me encanta su forma de andar... y tan divertida me parece que en muchas ocasiones me he visto haciendo lo mismo. Melvin no es un papel, no es una gran actuación. Melvin es... EL PERSONAJE. Jack debería de estar siempre agradecido a Brooks por regalarle perlas tan fantásticas:

"Dr. Green, ¿Cómo puede diagnosticarme un trastorno obsesivo compulsivo y luego sorprenderse si me presento aquí de repente?"

"—¿Cómo consigue describir tan bien a la mujer?
—Pienso en un hombre y le quito la responsabilidad y la sensatez."

"¡Mira!, yo soy muy inteligente. Si vas a darme esperanzas tienes que hacerlo mejor que hasta ahora. Si no puedes ser al menos ligeramente interesante mejor cierra el pico!. O sea, yo me estoy ahogando y tú me estás describiendo el agua." (Es tan inevitable que a veces me sienta así de inútil...)

Y sin embargo, en una película tan grande, con uno de esos personajes inolvidables que son más personas que papel, y donde todo hace que sea imposible olvidar esas gafas de sol... hay un pequeño-gran matiz que lo cubre todo de sombras.

"Tienes suerte. Me has visto tocar fondo, despreciable horror de ser humano."

"Venda sus neuras en otra parte: aquí ya tenemos."


Y es que si hay alguien que justifique esas gafas, esa es Carol, por siempre, la camarera (Helen). Porque no solo es la mujer que te hará feliz al reír, la que te hundirá con una mirada o un comentario mientras te sirve el plato... no solo es capaz de transmitir ternura y tensión en un solo diálogo... Carol hace esta película inmensa porque hace posible que el mejor de los piropos que nos ha dado el cine... parezca de verdad. Sí, ya saben... todo el rollo ese de las pastillas. ¿Quién no querría ver esta película dos veces?

2 comentarios:

Lavra dijo...

A lo mejor, solo a lo mejor, yo también tengo una especie de trastorno compulsivo perfeccionista de rigurosidad espantoso. Como lo has mencionado, pero no la has soltado, con tu permiso, permitemé que ponga yo el fragmento:

- Mi médico, un psiquiatra al que solía ir continuamente, dice que en el 50 o 60 % de los casos una pastilla ayuda mucho. Yo las odio. Son muy peligrosas. Un odio,aquí utilizo la palabra "odio" para las pastillas, un odio y mi cumplido es que aquella noche cuando viniste a casa y me dijiste que nunca te... vale, bien, estabas allí, ya sabes lo que dijiste, bien, mi cumplido para tí es que por la mañana empecé a tomar las pastillas.
- No logro captar porqué es un cumplido para mí.
- Tú haces que quiera ser mejor persona.
- Puede que sea el mejor cumplido de toda mi vida.

Eso es una escena de amor. Y no las de los besos, las músicas, las lunas y los te quieros. Jack es piña.

Chofarov dijo...

Coincido bastante en ambas crónicas acerca de la película. En definitva, mejor... imposible.